Por Alejandra Ortiz Ochoa
Qué lamentable que las peores y pésimas costumbres del PRI sean replicadas por los otros partidos políticos; por los que se la dan de izquierdistas, por los derechistas, por los evangelistas y hasta por los católicos acendrados que tanto dicen repudiar las viejas prácticas clientelares del tricolor.
Ayer comenzaron las visiones -por visionudos- de decenas de aspirantes a mamar del presupuesto público. Todos, absolutamente todos, sin excepción, llegaron a las sedes de sus respectivos partidos rodeados de la más moderna y llamativa parafernalia electoral
Obviamente todos arribaron con decenas -cientos los que tienen más billete-, de acarreados, de los infalibles aplaudidores, de sus achichincles; de los curiosos de siempre que sólo van por el pago y hasta de uno que otro colado, de esos que van a espiar para informarles a los del bando contrario, el que sea.
De los registros más concurridos y cacaraqueados, tenemos que mencionar el del ex secretario particular del gobernador, el de Marco César Armenta, quién hasta a sus enemigos llevó.
Todavía recuerdo cuando Marco César tuvo que entrarle al quite en el ayuntamiento de Chilpancingo y asumir el cargo de Síndico, luego de la irreparable pérdida de mi querido amigo Roberto Torres Aguirre.
Armenta era suplente de Roberto y llegó al municipio, cuando Mario Moreno Arcos era presidente municipal por segunda ocasión, y justamente cuando Mario hacía toda clase de ajustes, arreglos y preparativos para convertirse en candidato del PRI al Gobierno del Estado.
Mario juraba, creía y aseguraba que a los priístas se les iba a olvidar su traición, aquella de cuando apoyó por debajo del agua a Angel Aguirre, siendo que la cúpula priísta había decidido que Manuel Añorve y no Aguirre, sería el candidato a la gubernatura.
Ya todos sabemos lo que pasó después, a Aguirre le cayó el chahuixtle y no pudo terminar su periodo, luego de haber ganado la gubernatura apoyado por el PRD.
El caso es que cuando Marco César llegó al ayuntamiento, no encontró el mejor ambiente que digamos; todos los empleados de Mario Moreno lo miraban feo y le metían zancadilla, cada que podían, lo cual, por cierto, era muy frecuente.
La principal instigadora en su contra, era una señora que cobraba como jefa de prensa de Mario -sigue cobrando como tal- y que luego pasó a cobrar también en el Gobierno del Estado. De esas cosas extrañas que tiene la vida, pero sobre todo la política, la mujer esa que bloqueaba, obstaculizaba a César y que ordenó a los medios que no publicaran nada sobre éste, porque le "caía muy gordo", términó siendo su empleada en la secretaría particular del gobernador.
La vida tiene sorpresas ¿verdad? -si lo sabré- y todos esos que en el ayuntamiento le hicieron la vida imposible a César Armenta, hace unos años, ayer estaban en primera fila apoyándolo, abrazándolo, cobijándolo y haciéndole arrumacos; levantándole el brazo y jurando que es el mejor candidato que hayan visto en todas sus vidas.
Así es, en primera fila estaban, soportando empujones y pisotones, el exalcalde Mario Moreno Arcos, su hermano Ricardo y su novia la síndica; Aberlardo Adame y todos los achichincles que antes hasta gestos le hacían al ahora precandidato del tricolor.
Ah, se me olvidaba, también se registró el ahora perredista Antonio Gaspar, quién pretende ser presidente municipal de Chilpancingo.
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